Hace trescientos años, en un rancherio humilde y porfiado, los pies cansados de unos pocos peregrinos se apoyaban sobre el barro al que había que pelearle para salir adelante, sostenidos por el sueño de haber encontrado el lugar donde quedarse para siempre. Allí comenzó todo, en esa ribera donde la historia todavía no tenía nombre, donde lo que parecía poco prometía serlo todo.

No nacimos de un acta, no nos parió un fundador, no estábamos en los planes de nadie. Nos hicimos de puro tozudos y esperanzados. El gen de Rosario lleva rebeldía para enarbolar bandera, bravura para resistir incendios y pestes, osadía para emprender hasta transformarnos en el corazón productivo de este país bendito, coraje para enfrentar los peores males, resiliencia para aprender de todo y siempre salir más sabios, más humanos, más rosarinos.

En este tricentenario celebramos juntos a la ciudad que nunca se rindió, la que se levantó una y otra vez, la que lo hará de nuevo todas las veces que haga falta. Nuestra historia es una construcción en marcha, que no se detuvo jamás. Esa fuerza imparable es el legado que nos dejaron nuestros padres y el testimonio que le entregaremos a nuestros hijos.

250 páginas

21 x 15 cm.

2025