Ni siquiera la música que venía a revolucionar la forma de vivir y pensar el mundo en la segunda mitad del siglo XX logró escapar a la influencia de la sociedad machista y patriarcal de la que fue producto. De todos modos, nada pudo impedir que las artistas mujeres se expresaran musicalmente y se hicieran un lugar como parte esencial del rock, desde los comienzos, y a lo largo de la historia, una historia de la que fueron protagonistas, y que aquí se intenta reconstruir.
Como dice la etnomusicóloga Mercedes Liska en el prólogo, “este libro reúne y sistematiza un conjunto de testimonios de vida y trayectorias artísticas, junto a un abanico extenso de documentos musicales y paramusicales que complementa ciertas ideas que se tienen del rock nacional, matiza otras y desmitifica algunos supuestos sobre la falta de presencia de músicas mujeres en ese mundo. Se inscribe en un tipo de investigación dedicada al redescubrimiento del papel que jugaron las mujeres en la historia, recopilando tanto nombres propios y recorridos individuales como información sobre las mujeres como colectivo social. Establece una genealogía que detalla una tradición de más de cincuenta años de mujeres que se dedicaron a hacer rock, sus procesos creativos, retóricas, intenciones y búsquedas. Contribuir a una historiografía alternativa de la música popular que parte de reivindicar su existencia es un hecho político sobresaliente de este libro y de estos tiempos”.
Esta detallada investigación pretende dar un panorama general de las múltiples maneras –muchas más de las que gran parte de sus cultores registran– en que las mujeres fueron parte del rock en la Argentina desde la década del cincuenta hasta el fin del siglo XX. Queda por delante la ardua tarea de profundizar en cada historia personal y profesional de esos años y de seguir de cerca el imparable crecimiento de la participación de las mujeres en el rock del siglo XXI.
Ni siquiera la música que venía a revolucionar la forma de vivir y pensar el mundo en la segunda mitad del siglo XX logró escapar a la influencia de la sociedad machista y patriarcal de la que fue producto. De todos modos, nada pudo impedir que las artistas mujeres se expresaran musicalmente y se hicieran un lugar como parte esencial del rock, desde los comienzos, y a lo largo de la historia, una historia de la que fueron protagonistas, y que aquí se intenta reconstruir.
Como dice la etnomusicóloga Mercedes Liska en el prólogo, “este libro reúne y sistematiza un conjunto de testimonios de vida y trayectorias artísticas, junto a un abanico extenso de documentos musicales y paramusicales que complementa ciertas ideas que se tienen del rock nacional, matiza otras y desmitifica algunos supuestos sobre la falta de presencia de músicas mujeres en ese mundo. Se inscribe en un tipo de investigación dedicada al redescubrimiento del papel que jugaron las mujeres en la historia, recopilando tanto nombres propios y recorridos individuales como información sobre las mujeres como colectivo social. Establece una genealogía que detalla una tradición de más de cincuenta años de mujeres que se dedicaron a hacer rock, sus procesos creativos, retóricas, intenciones y búsquedas. Contribuir a una historiografía alternativa de la música popular que parte de reivindicar su existencia es un hecho político sobresaliente de este libro y de estos tiempos”.
Esta detallada investigación pretende dar un panorama general de las múltiples maneras –muchas más de las que gran parte de sus cultores registran– en que las mujeres fueron parte del rock en la Argentina desde la década del cincuenta hasta el fin del siglo XX. Queda por delante la ardua tarea de profundizar en cada historia personal y profesional de esos años y de seguir de cerca el imparable crecimiento de la participación de las mujeres en el rock del siglo XXI.