Razones…
para escribir, para compartir, para seguir siendo;
para encontrar en un rincón un manojo de recuerdos, pero también de futuro;
para dejarnos invadir por un rayo de luz, pero también para aceptar las sombras y hacerles lugar en nuestros huecos;
para nadar contra la corriente, para ir a la batalla y también para saber, cuando no vale la pena librarlas;
para seguir viviendo a nuestra manera, sin que nos digan cómo caminar, ni en qué muelle anclar, ni en qué estación florecer, ni cuándo reír o llorar;
para amar y también para irse a tiempo;
para beber el agua de un arroyo que no se detiene, para colgar una hamaca en un árbol que no sabemos si aguantará el viento, para besar unas alas aun sabiendo que levantarán vuelo;
para no dejar de ser lo que dicen nuestros latidos.
Razones que encontramos en la sonrisa de un niño, en los ojos de un anciano, en las manos de un amigo, en la nostalgia de un desconocido que nunca nos es extraño.
Razones.
Ni más.
Ni menos.
Razones…
para escribir, para compartir, para seguir siendo;
para encontrar en un rincón un manojo de recuerdos, pero también de futuro;
para dejarnos invadir por un rayo de luz, pero también para aceptar las sombras y hacerles lugar en nuestros huecos;
para nadar contra la corriente, para ir a la batalla y también para saber, cuando no vale la pena librarlas;
para seguir viviendo a nuestra manera, sin que nos digan cómo caminar, ni en qué muelle anclar, ni en qué estación florecer, ni cuándo reír o llorar;
para amar y también para irse a tiempo;
para beber el agua de un arroyo que no se detiene, para colgar una hamaca en un árbol que no sabemos si aguantará el viento, para besar unas alas aun sabiendo que levantarán vuelo;
para no dejar de ser lo que dicen nuestros latidos.
Razones que encontramos en la sonrisa de un niño, en los ojos de un anciano, en las manos de un amigo, en la nostalgia de un desconocido que nunca nos es extraño.
Razones.
Ni más.
Ni menos.