Antes que escritor, Perlongher fue un activista del deseo que luchó poniendo su cuerpo y su escritura (que para él iban juntos) al servicio de la transformación social en términos micropolíticos. En ese sentido esta Correspondencia ocupa un lugar clave dentro de su obra como la narración de su experiencia, de sus afectos, y espacio de reflexión política y afectiva. Ordenada cronológicamente, esta edición mima una forma biográfica: se trata de un artefacto que le hace a Perlongher contar su vida para ordenar una obra en función de los acontecimientos históricos que la configuran. Así, las cartas son un puente que permite articular historia y escritura, y las diversas formas de escritura entre sí. Ya que lo que tienen en común es la indagación del deseo como fuerza de transformación vital. Tal es la clave del neobarroso y su gravedad porteña: el carnaval lingüístico no queda en la mera festividad, hay allí un elemento disruptivo que desencaja y desautonomiza, preparando el campo para explosiones que estallarán a futuro, cuando el modo de politización y el modelo intelectual que él inaugura (el del revolucionario molecular), se transformen en un nuevo canon de lo queer-trash y la Argentina alucine con un caleidoscopio de devenires minoritarios que marcarán la primera década del nuevo milenio.
Antes que escritor, Perlongher fue un activista del deseo que luchó poniendo su cuerpo y su escritura (que para él iban juntos) al servicio de la transformación social en términos micropolíticos. En ese sentido esta Correspondencia ocupa un lugar clave dentro de su obra como la narración de su experiencia, de sus afectos, y espacio de reflexión política y afectiva. Ordenada cronológicamente, esta edición mima una forma biográfica: se trata de un artefacto que le hace a Perlongher contar su vida para ordenar una obra en función de los acontecimientos históricos que la configuran. Así, las cartas son un puente que permite articular historia y escritura, y las diversas formas de escritura entre sí. Ya que lo que tienen en común es la indagación del deseo como fuerza de transformación vital. Tal es la clave del neobarroso y su gravedad porteña: el carnaval lingüístico no queda en la mera festividad, hay allí un elemento disruptivo que desencaja y desautonomiza, preparando el campo para explosiones que estallarán a futuro, cuando el modo de politización y el modelo intelectual que él inaugura (el del revolucionario molecular), se transformen en un nuevo canon de lo queer-trash y la Argentina alucine con un caleidoscopio de devenires minoritarios que marcarán la primera década del nuevo milenio.