“Hay en estas páginas mucho humor, casi siempre de

ese que surge sin buscarlo, cuando la escritura, venturosamente,

se vuelve un modo de prolongar las conversaciones

solitarias. Es un libro sobre alguien a quien se

le ocurren poemas en el colectivo y cuentos cuando anda

en taxi, alguien que quizás hacia el final de alguna caminata

arma estos textos susurrantes y medio milagrosos.

Los temas son deliciosamente misceláneos: la paternidad,

los demasiados libros, los conflictos vocacionales,

los trajines del amor y la amistad, y sobre todo el deseo

de aprender, de pronto, un poco más sobre el mundo. No

creo que sea posible aludir a este libro sin pronunciar,

aunque sea a la pasada, la palabra sabiduría.

Yo no diría que Mairal vive para narrar: en algún

momento, después de vivir intensa y silenciosamente,

después de absorber, de calar sin pausas ni prisas el

presente, Mairal decide narrar, y lo hace con tanta precisión,

tan perfectamente adentrado en la experiencia,

que es difícil no creerle; no creerle todo, digo”.

Esta historia ya no está disponible - Pedro Mairal - Emecé

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“Hay en estas páginas mucho humor, casi siempre de

ese que surge sin buscarlo, cuando la escritura, venturosamente,

se vuelve un modo de prolongar las conversaciones

solitarias. Es un libro sobre alguien a quien se

le ocurren poemas en el colectivo y cuentos cuando anda

en taxi, alguien que quizás hacia el final de alguna caminata

arma estos textos susurrantes y medio milagrosos.

Los temas son deliciosamente misceláneos: la paternidad,

los demasiados libros, los conflictos vocacionales,

los trajines del amor y la amistad, y sobre todo el deseo

de aprender, de pronto, un poco más sobre el mundo. No

creo que sea posible aludir a este libro sin pronunciar,

aunque sea a la pasada, la palabra sabiduría.

Yo no diría que Mairal vive para narrar: en algún

momento, después de vivir intensa y silenciosamente,

después de absorber, de calar sin pausas ni prisas el

presente, Mairal decide narrar, y lo hace con tanta precisión,

tan perfectamente adentrado en la experiencia,

que es difícil no creerle; no creerle todo, digo”.

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